Qué es Maleabilidad
La maleabilidad es una propiedad física que permite modificar de manera permanente la forma de ciertos materiales cuando se les aplica una fuerza de compresión.
Por analogía, se puede entender como una habilidad comportamental que describe la facilidad con la que una persona se adapta o influye en una nueva situación. Un ejemplo sería: “La maleabilidad de los niños que se mudan a otro país durante su infancia es sorprendente”.
Etimología: Proviene del adjetivo maleable, que está relacionado con el verbo latino malleare, que significa “golpear con un martillo”, derivado de malleus, que hace referencia al martillo. A su vez, el sufijo -ble (derivado del latín -bĭlis) indica posibilidad, y el sufijo -dad se usa para formar sustantivos que denotan cualidad.
Categoría gramatical: Sustantivo femenino.
División silábica: ma-le-a-bi-li-dad.
Maleabilidad
El concepto de maleabilidad se refiere a una propiedad física que poseen ciertas sustancias sólidas, permitiéndoles deformarse (doblarse, torcerse, etc.) bajo la acción de una fuerza de compresión o martillado, sin llegar a romperse. Esta característica está vinculada con la capacidad de un material para ser moldeado o trabajado en láminas finas sin que se fracture durante el proceso. Desde una perspectiva atómica, los materiales maleables se distinguen porque, al ser sometidos a deformación por tensión, sus átomos se deslizan unos sobre otros y permanecen en su nueva posición.
La maleabilidad a menudo se menciona junto con otra propiedad similar, la ductilidad, ya que ambas se refieren a la capacidad de los materiales para deformarse sin quebrarse. Sin embargo, la ductilidad está más relacionada con la capacidad de los materiales para ser transformados en hilos o hebras cuando se les somete a fuerzas de tracción.
La maleabilidad se vincula principalmente con los metales, ya que de ellos se pueden crear una gran variedad de objetos mediante el uso de láminas de este material.
Maleabilidad de los materiales
Existen materiales que, debido a sus características, son más maleables que otros, lo que significa que pueden ser sometidos a procesos como la laminación, ya sea mediante martillado o aplicando presión continua. En cambio, los materiales que no poseen esta propiedad se consideran frágiles, ya que tienden a fracturarse fácilmente cuando se intenta deformarlos.
Esta propiedad es propia de los sólidos y se encuentra en ciertos minerales, metales y sus aleaciones. Algunos de los materiales más relevantes por su maleabilidad en la industria y otros campos son: oro, plata, platino, níquel, aluminio, bronce, hierro, latón, cobre, cromo, estaño, titanio, cadmio y acero.
En el caso de ciertos metales, aunque no sean naturalmente maleables, es posible aumentar su maleabilidad a través de un tratamiento térmico. Un ejemplo claro de esto es el zinc, que en su estado natural es frágil, pero al ser calentado por encima de los 150 °C, puede ser deformado hasta llegar a enrollarlo en láminas.
El zinc a menudo se somete a calentamiento o se combina con otros materiales maleables, como el cobre, para producir latón, o con estaño para formar bronce. Este proceso permite obtener un material con mejoras en sus propiedades y diversas aplicaciones industriales, tales como en cerraduras, griferías, monedas y otros accesorios domésticos.
En la medición de la maleabilidad de los materiales, generalmente se emplean dos métodos de referencia: uno consiste en especificar la presión o fuerza de compresión máxima que el material puede soportar antes de fracturarse, y el otro se refiere a indicar el grosor de la lámina más fina que se puede obtener sin que el material se rompa.
El papel aluminio es uno de los productos más conocidos y utilizados debido a su notable maleabilidad, lo que permite crear láminas extremadamente delgadas que son comúnmente empleadas para la conservación de alimentos.
Ejemplos aplicados de materiales maleables
La elección de un material para un uso específico debe basarse en las propiedades de los materiales, y una de las más importantes es la maleabilidad. Esta característica es crucial cuando se requiere un elemento capaz de resistir deformaciones mecánicas sin romperse ni agrietarse. A continuación, se presentan algunos materiales maleables y sus aplicaciones:
El papel aluminio, utilizado tanto para conservar alimentos como para recubrimientos, es un claro ejemplo de maleabilidad. Este metal, conocido por ser abundante y extremadamente maleable, tiene múltiples usos.
Se emplea como recubrimiento protector en la industria alimentaria, como en las bolsas de snacks y en los envases de tetrabrik. Además, su capacidad de reflexión lo convierte en un material clave en los sistemas de impermeabilización de techos. Al colocar una fina capa de aluminio sobre el manto impermeable, se logra reflejar la luz solar, reduciendo la transferencia de calor hacia el interior y extendiendo la durabilidad del material de impermeabilización.
Las bolsas de patatas fritas que se venden comercialmente están generalmente hechas con aluminio en su interior, lo cual ayuda a preservar el producto durante más tiempo, manteniéndolo en mejores condiciones.
En cuanto al oro en la industria electrónica, aunque se asocia comúnmente con joyas y objetos valiosos debido a su estatus como metal precioso, también es altamente valorado por sus propiedades técnicas. Este metal no solo tiene un atractivo estético, sino que se destaca por su alta maleabilidad, baja reactividad química, excelente conductividad eléctrica y su resistencia al desgaste, lo que lo convierte en un material esencial para el ámbito de la electrónica.
Hoy en día, casi todos los productos dentro de la nanotecnología incorporan oro. De hecho, alrededor del 10% del oro utilizado globalmente se destina a la electrónica, siendo parte de dispositivos como smartphones, relojes, GPS, calculadoras, e incluso sistemas eléctricos en vehículos, como el mecanismo de antibloqueo de frenos, la inyección de combustible o el sistema de frenos.
La electrónica ha sabido sacar provecho de las diversas propiedades físicas y químicas del oro, utilizándolo en la fabricación de microcomponentes que forman parte esencial de los dispositivos tecnológicos modernos.